martes, septiembre 23, 2008

El Holocausto del Cazador (Cap.3)

Pasados los primeros momentos del susto inicial, y aún con las manos temblorosas, me acerqué a una vieja radio que teníamos en el búnker con una antena exterior, para tratar de averiguar alguna noticia sobre lo acontecido. Estuve un buen rato tratando de sintonizar alguna emisora pero no conseguía nada que no fuera ruido eléctrico. Mi hermano veía como me desesperaba una y otra vez, hasta que me dijo que lo dejara, que ya intentaría él localizar alguna señal de radio. Le cedí mi sitio junto a la radio para tratar de relajarme un poco y pensar con claridad. La situación estaba comenzando a quedarme un poco grande y no sabía como reaccionar. Mientras me encontraba absorto en mis pensamientos, buscando una táctica para organizarnos, Pete consiguió que la radio funcionara y escuchamos las palabras de un reportero. El sonido era muy precario y muchas de las palabras no llegaban a ser inteligibles. Lo único que pudimos entender con claridad fue que había caído una bomba nuclear sobre el centro de Londres. El estruendo que nos sacudió debió ser la detonación de aquel artefacto. Entretanto seguíamos sin tener noticias de nuestros padres. Papá había salido en busca de mamá para traerla al refugio y no supimos más de los dos. Esperaba que hubieran corrido buena suerte y no les hubiera afectado la onda expansiva, pero no estaba muy seguro de ello después de haber visto las imágenes de lo ocurrido en el estallido de Moscú días atrás en la televisión.
Las horas iban transcurriendo y seguían sin aparecer. Pete se quedó dormido del cansancio por la tensión y yo trataba de aguantar como buenamente podía por si necesitaban ayuda para bajar al búnker cuando llegaran. El sonido de fondo de la radio iba y venía con frecuencia; la señal captada era muy débil e inestable. Finalmente me quedé dormido junto a la puerta, sentado en una silla.
Una fuerte sacudida me despertó del profundo sueño. La entrada al refugio seguía exactamente igual que cuando cerré los ojos. Me apresuré para ver si estaban mis padres en alguno de los departamentos del lugar, pero solamente encontré a Pete en una de las camas; el resto se encontraban vacías y perfectamente colocadas. Esa noche no habían venido. La idea de que algo malo había ocurrido comenzaba a hacerse cada vez más palpable en mi cabeza.
Pete se levantó de la cama y vino donde me encontraba. Preguntó si habían venido y tuve que responderle que me temía lo peor, pero que no toda esperanza estaba perdida. Él se echó a llorar y las bombas de nuevo comenzaron a rugir sobre la superficie. La radio seguía conectada y no paraba de decir que Inglaterra estaba siendo bombardeada por la aviación rusa.

Fin Cap.3

miércoles, septiembre 17, 2008

El Holocausto del Cazador (Cap.2)

Recuerdo que vivíamos en una pequeña casa en la zona suroeste de Londres, situada junto a un gran bosque en Oxshott. Durante los siguientes días a la noticia del primer misil nuclear enviado por los americanos, la gente se dedicaba a hacer acopio de víveres y todo tipo de enseres que pudieran resultarles útiles durante aquel conflicto, que se temía que sería a escala mundial, debido al alto número de aliados que poseían ambos contendientes. Mi padre también se imaginaba lo peor, así que acudió como el resto del mundo al supermercado. Las noticias no paraban de decir la cantidad de muertos que habían resultado de aquella acción nuclear, además de los efectos secundarios que tendría el resto de la población que había sobrevivido a aquel ataque. Todo el mundo se esperaba la inminente respuesta rusa, pero el tiempo se hacía lento y jugaba a nuestro favor, aunque aún no lo sabíamos.
Cuando mi padre llegó con todas las provisiones que había sido capaz de encontrar, las etiquetamos e hicimos una lista. Le gustaba que todo estuviera bajo un estricto control. Lo Cargamos en la furgoneta y las llevamos al refugio del bosque. Fue construído por el abuelo durante la Segunda Guerra Mundial, para proteger a la familia durante los bombardeos de la Luftflotte 2, perteneciente a la Luftwaffe alemana. El búnker, subterráneo en su totalidad, estaba edificado en piedra y recubierto de madera de roble por dentro. La puerta que daba al exterior era pequeña y metálica. La teníamos cerrada con una gran cadena de eslabones gruesos junto con un enorme candado que, aunque era muy viejo, daba sensación de ser muy fuerte. Desde la puerta principal se bajaba, por unos estrechos escalones labrados en piedra, durante varios metros hasta llegar a otra puerta metálica: la antesala del propio refugio. Al terminar de transportar todas las provisiones y colocarlas en su debido sitio, mi padre nos dejó a mi hermano Pete y a mí en el búnker y se marchó a casa para recoger a mamá, para instalarnos todos hasta que pasara el horror y la incertidumbre de las primeras semanas. Allí, con los alimentos recogidos, la potabilizadora de agua y los paneles fotovoltaicos que se instalaron para dar energía al refugio, teníamos todo lo necesario para aguantar cualquier situación conflictiva durante meses, sino años. Fue la última vez que vi a mi padre, saliendo por aquella puerta; pero eso todavía no lo sabía. Esa misma noche, una bomba nuclear se lanzó desde un avión ruso sobre Londres. Devastó todo lo que encontró a su paso, arrasando casas, vehículos, animales, etc. Escuchamos el estruendo de la explosión y nos quedamos pálidos de terror. Nosotros seguíamos vivos, pero no sabíamos nada de nuestros padres.

Fin Cap.2

lunes, septiembre 08, 2008

El Holocausto del Cazador (Cap.1)

Es en el año 2019 cuando todo aquello que pensábamos que no podría ocurrir nunca, sucedió...

Tras las intensas investigaciones sobre la muerte del presidente de los Estados Unidos en un gran atentado durante su discurso para su reelección, se comprobaron todos los datos hallados, y se llegó a la conclusión de que los terroristas del magnicidio eran un grupo armado ruso, entrenado y protegido por agentes del antiguo K.G.B.. Este grave conflicto terminó desembocando en un cruce de acusaciones entre políticos y militares de ambos bandos. Mientras los americanos acusaban directamente a los rusos, estos se defendían culpando a los grupos radicales islamistas.
Después de dos largos meses de cruces de descalificaciones y amenazas reiteradas entre ambos, hubo una reunión de toda la cúpula militar estadounidense donde se propondría la solución definitiva al conflicto. Habiendo estado más de dos días con reuniones maratonianas, el jefe del Estado Mayor ordenó una rueda de prensa en la cual comunicaría la decisión tomada al país. El discurso, bien preparado por sus asesores, estaba dirigido a todos los americanos que seguían pensando en el poder armamentístico de su país. Fue un discurso muy breve y conciso; su última frase fue : “Compatriotas, tenemos el deber de volver a liberar al mundo de las garras del comunismo. Volvemos a estar en guerra. Dios bendiga a América”.
Se sucedieron numerosas concentraciones por todo el país en contra de la decisión tomada por el líder militar americano. En todo el mundo se manifestaba la gente contra la guerra, frente a las embajadas americanas de medio mundo; ya tenían recuerdos vividos de conflictos pasados como Iraq, Afganistán, Georgia... y no querían repetir todas esas desgracias de nuevo. Se quemaban banderas y coreaban consignas anti-americanas. A pesar de todo, el resultado final, fue la puesta en marcha del ataque contra los rusos. Se enviaron ataques aéreos desde todas las bases americanas próximas a Rusia y los Rusos defendieron su territorio con todo tipo de armamento, ordenando ataques aéreos contra bases americanas en su radio de acción. La ofensiva de ataques duró un par de semanas; el suficiente tiempo para que entraran en juego los barcos de guerra estadounidenses. Fue una dura batalla en la que no perdían terreno ninguno de los dos bandos. No se atrevieron a utilizar tropas de a pié por las condiciones de la guerra; estaba siendo todo desde la distancia. Los cruces de descalificaciones vía prensa se sucedían cada vez con más agresividad, dejando de lado la diplomacia. El momento que se vivía era muy tenso, y ningún país de los aliados se prestaba a ayudar a ningún implicado.
Cuando la contienda parecía no tener fin, después de varios meses de ataques, la cúpula militar estadounidense decidió emplear el uso de armas de destrucción masiva para terminar con la disputa. A la conclusión de la orden de preparar todas esas armas, comenzó un ataque nuclear con el envío de un misil de medio alcance desde una de las bases cercanas europeas, directo al corazón del Kremlin. La era nuclear acababa de hacer aparición y el futuro se tornaba negro.

Fin Cap.1