jueves, enero 11, 2007

Travesía Salada (Parte 5)

Un fuerte golpe me despertó. Me había quedado dormido sobre la mesa. Aún estaba puesta tal cual la dejamos. Miré a mi alrededor y pude comprobar que el resto de mis compañeros se habían levantado y marchado; solamente quedaba yo por irme a dormir. El sonido parecía proceder del pasillo que daba acceso a los camarotes. Intenté incorporarme un poco, pero me desplomé sobre mi asiento; seguía bastante ebrio y mareado como para tratar de levantarme del sitio. Volví a escuchar otro estruendo proveniente del mismo lugar que el anterior. Ahora en lugar de levantarme, lancé una voz preguntando qué era lo que estaba ocurriendo en el pasillo. No obtuve respuesta alguna.

Estaba demasiado inquieto para quedarme parado en el sitio pero era incapaz de moverme, era como si estuviera atado a aquella silla. De pronto otro golpe sonó tan fuerte como el anterior. Empecé a vociferar qué era lo que pasaba; el silencio era aterrador, no hubo ningún tipo de contestación. No era capaz de imaginar qué estaba produciendo aquellos martilleos. Al principio supuse que sería alguno de los que se fueron a dormir, que tal vez tuviera problemas para alcanzar su camarote y fuera dando tumbos por el pasillo, como me ocurrió a mí la noche de la trágica muerte de Jim.

El oleaje del exterior era muy fuerte, el vaivén del barco era incesante y a veces brusco. Tal vez fuera uno de los factores responsables de que no pudiera levantarme de mi sitio. Pero volví a intentar incorporarme, agarrándome ,con las fuerzas que me quedaban, al borde de la mesa. Sostenido por los brazos podía sentir, o mejor dicho, no sentir, las piernas; era como si no tuviera. Me resultaba imposible articular movimiento alguno sobre ellas; estaban totalmente inmovilizadas. Cuando logré ponerme en pié, sujeto totalmente por los brazos, volví a lanzar mi pregunta al aire, obteniendo la misma respuesta que antes: el silencio. La situación se estaba empezando a poner muy complicada, incapaz de dar un solo paso para ver que ocurría y con el sonido de otro golpe de nuevo en el pasillo. Hice un intento de aproximarme a la salida de la cocina, recorriendo la mesa por el borde con las piernas colgando. Cuando me hallaba cerca de la puerta, impulsándome con la manos, brinqué hacia el cerco, encaramándome a él lo mejor que pude, pero siendo inútiles mis intentos me desplomé de nuevo, esta vez al suelo. Asomé la cabeza como pude para tratar de alcanzar con la vista el pasillo de los camarotes. Tuve que arrastrarme un poco más desde donde había caído, hasta que por fin pude observar parte del mismo, pero el ángulo no era el suficiente para verlo completamente. Lo único que acertaba a ver eran las piernas de Jack. Se encontraba tumbado boca arriba. Le pregunté si se encontraba bien y le pedí que me ayudara a levantarme, pero permanecía inmóvil en el suelo. Traté de llamar a los demás gritando sus nombres; nadie salía al pasillo en nuestro auxilio.

Viendo que nadie se había enterado de lo ocurrido, decidí ponerme en marcha arrastrándome por el suelo como hice antes. Así, hice fuerza con mis brazos y me puse a avanzar. Alcancé totalmente la puerta que daba al pasillo y pude ver a Jack completamente; parecía herido. Observé manchas de sangre en la pared. Era como si dos manos ensangrentadas se hubieran deslizado por la pared hasta llegar al suelo. Aquello empezaba a aterrarme.

Según avanzaba por el pasillo, seguía vociferando para hacer que Phil y Peter salieran de su sueño y vinieran en nuestra busca. Jack estaba en un estado fatal. No sabía que le había ocurrido pero no parecía muy tranquilizante ver esa cantidad de sangre por la pared. Continué avanzando hacía él.

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