miércoles, marzo 03, 2010

El Holocausto del Cazador (Cap.13)

Mientras uno de los hombres me miraba fijamente, el otro comenzó a rebuscar en su portafolios. Se podían escuchar las hojas pasar. Finalmente, localizó el papel que le interesaba y lo sacó cuidadosamente para depositarlo sobre la mesa. Ambos hombres me miraron atentamente en silencio. Fue un silencio incómodo, como los que suelen preceder a la tormenta que imaginamos. Pasados unos segundos que se hicieron eternos, el hombre que sacó la hoja comenzó a hablarme.
‘Bien, sabemos de dónde les sacamos, pero no conocemos quienes eran antes, ni cuáles eran sus planes de futuro. ¿Puede contarnos un poco acerca de usted?’, dijo con voz muy grave.
Comencé a hablar tartamudeando, de repente sentí un miedo aterrador, ‘ Eh, bueno, vivíamos con mis padres hasta que todo esto ocurrió. Desde entonces vivíamos solos en el búnker que nos encontraron’, dije.
‘Creo que hay algo que no concuerda con la historia que nos has contado, lleváis demasiado tiempo bajo tierra y solos como para haber sobrevivido en tan buen estado, creo que mientes y tienes algo que ver en todo esto’, espetó aquel siniestro hombre.
Al oír sus palabras, comencé a sudar como nunca antes había hecho. Resulta que no les bastaba con relatar todo aquel calvario que habíamos pasado, sino que encima tenía que demostrar que éramos inocentes. ‘Necesito ver a mi hermano, ¿cómo está mi hermano y qué habéis hecho con él?’, dije gritando.
‘Tranquilízate, hijo, estamos aquí para ayudarte, pero sólo si nos cuentas la verdad. Somos los buenos’. Después recogió su portafolios y se pusieron ambos hombres de pie. ‘Ahora tenemos que irnos, te dejaremos reflexionar sobre todo lo que nos tienes que contar y vendremos en un rato. Esperamos que nos des alguna explicación mejor de la que te acabas de inventar’. Dijo, y ambos salieron de la habitación. Mientras me dispuse a correr tras ellos, pero me topé con la puerta en las narices. Al otro lado pude escuchar una llave cerrándola para que no saliera de allí. Estuve golpeando la puerta y gritando repetidas veces, pero sin conseguir ninguna respuesta del otro lado. Extenuado, caí rendido al suelo, con los puños ensangrentados y los brazos doloridos. La pesadilla no había desaparecido, y aquellos hombres tenían otro concepto de salvar muy distinto al nuestro.
Pasado un rato, me volví a sentar en la silla de antes, esta vez sin cruzar las piernas, me sentía demasiado inquieto como sentirme cómodo. Cuando estuve tranquilo de nuevo, se escuchó de nuevo la puerta y entraron otra vez los dos hombres. Esta vez no llevaban portafolios, venían con las manos vacías. Se volvieron a sentar y me miraron detenidamente.
‘Bien, esperamos que haya recapacitado y quiera contarnos ahora lo que pasó realmente’, me dijo el mismo hombre que habló antes.
‘Pero no sé qué esperan de mí, qué es lo que quieren escuchar realmente. Les he dicho la verdad. Vivíamos con mis padres antes del desastre nuclear, después nos refugiamos en un búnker que construyó mi abuelo para protegerse de los bombardeos de la Guerra Mundial, y por eso pudimos sobrevivir tanto tiempo. Todo estaba lleno de comida en lata y con un generador podíamos purificar el agua. Es toda la verdad, señor’, dije muy asustado.
El hombre que me hablaba se levantó de la silla, se puso frente al espejo, y estuve pensativo durante un rato. Supongo que sopesaba si lo que le había dicho era cierto. Hizo un gesto al espejo y se giró de repente, mientras me decía –‘ Está bien, creemos en su versión. De momento tiene que esperar aquí hasta que terminemos de preguntar a su hermano, necesitamos una segunda opinión. Una vez hayamos terminado, estarán libres si todo va bien. Gracias por su colaboración’, y ambos salieron de la habitación, dejándome con la palabra en la boca, mientras yo preguntaba una y otra vez por Pete, del que no había vuelto a saber nada. Era una sensación de impotencia y desesperación.

Fin Cap.13

1 comentario:

Marisol dijo...

Me encanta que hayas vuelto con tu blog!

Está muy bien relatado y como de costumbre, nos dejas en ascuas...